La estrategia geopolítica detrás de las RRSS: su efecto desestabilizador en países del ALBA-TCP

La vinculación intrínseca de las redes sociales en la estrategia geopolítica de Washington y sus potencias subordinadas fue expuesta magistralmente este martes durante el foro internacional “La Injerencia Digital: El papel de las Redes Sociales como arma de desestabilización», organizado conjuntamente entre la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y el Instituto Samuel Robinson.

El uso pernicioso de las redes digitales ha contribuido a la erosión y, en algunos casos, a la ruptura de procesos democráticos, así como a la inestabilidad en países miembros del ALBA-TCP, denunció el Secretario Ejecutivo del bloque de integración regional, Sacha Llorenti.

“Estamos en los primeros pasos de una transformación estructural de las relaciones sociales, políticas y económicas en el mundo; en estos momentos los países del ALBA han sido víctimas de una agresión digitalizada”, advirtió.

El Secretario Ejecutivo del ALBA-TCP estimó que el estudio de las redes sociales y su papel en los procesos políticos de la región reviste gran importancia, por cuanto guarda estrecha relación con la “salud de nuestras democracias”.

“Las redes no sólo son plataformas de difusión, pueden incidir en la conducta y el comportamiento de las personas, irritándolas en muchos casos o desinformándolas en otros con el propósito de alterar su conducta. No se puede entender del golpe de Estado en Bolivia sin el rol de las redes; y la agresión sistemática que sufrió el proceso democrático venezolano”, reflexionó.

Intereses corporativos

El historiador mexicano Christian Nader, uno de los panelistas, profundizó acerca del nivel de influencia de las redes sociales y cómo éstas operan social y psicológicamente.

Recordó que las redes sociales surgieron como una panacea de la libre información; sin embargo, detrás de estas plataformas reposan intereses corporativos muy vinculados a los grandes poderes que dominan el continente americano y el mundo entero.

“Es una especie de lavadero de imagen de intereses muy oscuros, tanto gubernamentales, concretamente estadounidense y los entes europeos subordinados, pero también de intereses multinacionales”, dijo el historiador.

Al referirse al caso cubano, que junto al venezolano, boliviano y nicaragüense fueron analizados, Nader consideró que se ha pretendido orquestar una realidad paralela, “fraguar una leyenda en torno a algo que es totalmente inexistente”, en razón de lo cual puede medirse “el gran poderío de las redes”.

Laboratorio político a gran escala

El sociólogo venezolano Franco Vielma presentó el estudio de caso de la República Bolivariana, a partir de los eventos de los años 2014 y 2017, “que fueron cruciales para poner a prueba a Venezuela como un laboratorio político a gran escala y como un laboratorio de acción coordinada de las redes sociales para intentar destruir al chavismo”.

En esos años, la oposición venezolana impulsó una ascendente espiral de violencia en el país con la intención de derrocar al Gobierno legítimamente electo y desmantelar las instituciones del Estado.

“En los casos de los años 2014 y 2017 se articularon muchas estrategias que sirvieron para desarrollar agendas informativas, agendas de desinformación, agendas de manipulación, de construcción de relato que tenían como objetivo conmocionar a la audiencia interna en Venezuela, pero especialmente conmocionar a la audiencia externa a Venezuela”, refirió.

El sociólogo explicó que las técnicas en redes sociales estuvieron acompasadas de otros procesos políticos más complejos con la intención de imponer el relato de Venezuela como un país gobernado por una dictadura violadora de los derechos humanos, lo cual sirvió como argumentario para la posterior imposición de medidas coercitivas unilaterales.

“Si no hubiese existido una conmoción mediática como se fabricó en los años 2014 y 2017, particularmente desde las redes sociales, no se hubiesen generado las condiciones políticas de ‘legitimación’, de las acciones del Gobierno estadounidense que siguieron esos años”, complementó.

Desde La Habana, la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde también detalló cómo operan social y psicológicamente las redes sociales; e hizo referencia a un elemento vital para poder entender los procesos geopolíticos y tecnológicos que intervienen en la actualidad.

“Hay mucha ciencia empleada para el mal y hay teorías que están siendo desarrolladas desde hace ya un buen tiempo que explican muchos estos fenómenos que debemos empezar a entender”, precisó.

La escritora, además, denunció el uso de las redes sociales como canales de manipulación de la realidad cubana.

Resistencia

La socióloga boliviana Khantuta Muruchi y el periodista nicaragüense William Grigsby, desde cada una de sus experiencias, coincidieron en su enfoque de concebir las redes sociales no sólo como instrumentos golpistas, sino también como herramientas de resistencia frente a los golpes de Estado.

En ambos casos, refirieron cómo a través de las plataformas digitales se ha contrarrestado la narrativa que los sectores golpistas han pretendido imponer en sus países, y se ha formado una especie de muro frente a la estrategia imperialista de utilizar las redes para promover cambios de regímenes.